Viendo en la televisión cubana la insistencia de los debates sobre el “Trabajo- político-ideológico” de la Primera Conferencia del Partido Comunista de Cuba en palabras como diálogo, ejemplo personal, vínculo con el pueblo, cercanía a los jóvenes, historia de Cuba, unidad, he recordado la experiencia vivida la noche del pasado sábado 28 de enero, en un barrio de La Habana, casi en paralelo con dicho evento.
En el entorno del Parque de Trillo, barriada de Cayo Hueso, el trovador Silvio Rodríguez fijó la escala número 22 de la gira que realiza por las zonas más humildes de la capital cubana. La actuación de Silvio estuvo precedida por la interpretación de la joven Tanmy López Moreno, acompañada de su casi adolescente banda, con canciones propias y varios de los textos del poeta y líder comunista Rubén Martínez Villena, que ella musicalizó para ganar el concurso de creación que convocara el autor de Pequeña serenata diurna.
El trovador comenzó su actuación con Sea señora, esa canción que plantea los desafíos actuales de la Revolución cubana y la necesidad de reverdecer “sol, luna y estrellas en esta tierra que me vio nacer”, de “volver a hacer el viaje a la semilla de José Martí”. Frente a Silvio y Tanmy, estuvieron la humildísima mujer en chancletas con un caldero en una mano y una jaba de mandados en la otra, la niña que con un libro identificaba los textos del poeta, los hombres en camiseta recién salidos del trabajo, todos sin perder verso ni ritmo, bailando o tarareando; dueños e iguales que gritaban al músico que ha llegado hasta el Carnegie Hall de Nueva York y el Honoris Causa de la Universidad de Córdoba lo que querían escuchar.
Uno le reclamó una canción para el mayor general de las tres guerras de independencia Quintín Bandera, que tiene un monumento en el mismo parque de Trillo, a lo que Silvio respondió que debía esa canción aún por hacer pero que cantaría una dedicada a un compañero de Quintín, y desgranó El Mayor. Otros, le reclamaron repetir Ojalá y resultaron complacidos y así hasta que, luego de dos horas de concierto, fueron atendidos -ya fuera de programa- los gritos que pedían ese manifiesto de consecuencia que el trovador interpretara -hace más de veinte años- ante Fidel en un Congreso del Partido: El necio.
Con miles coreando “quiero hacer un congreso del unido”, y reafirmando “yo me muero como viví”, concluyó esta clase magistral de “Trabajo político ideológico”, cerca de la Sociedad de Torcedores, donde Martínez Villena hizo su último discurso ante las cenizas de otro comunista, Julio Antonio Mella. Diálogo, protagonismo juvenil, amor, homenaje a nuestra historia y servicio a los humildes, estuvieron allí en el ejemplar compromiso de un artista con su pueblo; sin solemnidades innecesarias, en la jornada en que José Martí cumplía 159 años de nacido.
“A mi tío Angelito, que siendo yo niño me enseñó la bondad. A Fidel que entonces me enseñó qué hacer con ella”, escribió Silvio a la entrada de una compilación de sus canciones. Quizá allí esté una de las claves martiana y fidelista para entender el futuro de Cuba y su Partido Comunista con “la vida como único extremismo”.
(Publicado en CubAhora)
Tomado de: http://lapupilainsomne.wordpress.com/2012/02/02/la-conferencia-del-partido-comunista-en-cayo-hueso/