El 4 de octubre de 2011 un rapero fue detenido al salir de su casa acusado de “enaltecimiento del terrorismo” en el texto de una de sus canciones. En el momento de su detención, la policía registró su casa y requisó varios discos duros, y también libros.
Las redes sociales se llenaron entonces de mensajes de apoyo al reo. Muchos artistas recogieron firmas en reclamo de su liberación inmediata. Al día siguiente, el músico salió en libertad provisional sin fianza, con la obligación de comparecer quincenalmente en los juzgados y este 10 de marzo de 2014 ha comenzado el juicio en su contra por el contenido de su obra.
Si le preguntamos a quienes acceden a los medios de comunicación dónde ocurre esta historia, le dirán automáticamente que en Cuba o en Venezuela. Pero no, el rapero es español y se llama Pablo Hásel.
Y es que Hásel tiene la desgracia de vivir en la “democracia española”. Si viviera en la “dictadura cubana”, sería un mártir para los medios de comunicación de su país. Aquí Guillermo Fariñas, que se ha retratado orgullosamente con Luis Posada Carriles -juzgado y condenado en Panamá y Venezuela por actos terroristas- y ha homenajeado al financista de atentados con bomba en instalaciones turísticas cubanas Jorge Mas Canosa, es un héroe para la prensa española y anda libre por las calles. No es menos elogiada Berta Soler, quien ha afirmado que la Cuba de asesinatos y torturas del dictador Batista era una “joya de oro”.